Gobierno Corporativo en pymes latinoamericanas: las mejores prácticas por beneficio y convicción

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Sergio Bascuñán
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Sergio Bascuñán

Por Sergio Bascuñán, socio Crowe Horwath Chile

En reiteradas oportunidades se habla acerca de la importancia de las Pymes en la Economía. De que la mayor parte de la generación de empleo surge de ellas y de la necesidad de apoyarlas. Pero, en la práctica, las Pymes siguen lidiando con las mismas herramientas de antaño, sin apoyos concretos y efectivos de parte del Estado y casi siempre enfrentando a la fiera competencia de los grandes consorcios empresariales que operan en sus mercados.
En esas condiciones, las Pymes tienen como único camino el migrar hacia la aplicación de las mejores prácticas empresariales para lograr salir del reducido círculo en que se mueve su administración y generar los apoyos desde dentro de la organización.

A base de la experiencia, parece ser que la mejor manera de poner en marcha esas prácticas es utilizando el modelo de Gobiernos Corporativos que las grandes compañías en Chile se han visto forzadas a diseñar y a adoptar por cuestiones regulatorias. En las Pymes esta adopción puede ser hecha por simple convicción, pero también por entender sus beneficios.

La creación de un Gobierno Corporativo en las Pymes facilita la toma de decisiones, pero lo que es aún más importante, constituye una pieza fundamental en el desarrollo de la empresa en términos concretos y tangibles.

Aún existe la idea de que una Pyme debe ocuparse de los temas estratégicos sólo cuando enfrenta alguna crisis, pero la mayoría de los problemas pueden ser abordados con anticipación y de una manera seria, sólida y oportuna con el establecimiento de un cuerpo asesor que incluya asesoramiento experimentado e independiente que apoye la implementación de un plan estratégico, incluyendo la conveniencia e importancia de la elaboración de presupuestos y proyecciones del negocio en el tiempo.

No obstante, este modelo va más allá de tener un mayor control de inversiones en el mercado financiero; su objetivo último es una ventaja competitiva que promueve la buena salud de un negocio, mejora su imagen en el mercado y lo convierte en una atractiva oportunidad para atraer nuevas inversiones o adquirir el financiamiento adecuado a sus necesidades.

Así, el Gobierno Corporativo puede proporcionar a la Pyme un mayor y mejor control sobre la manera en que opera, le permitirá crecer de manera estructurada y segura; así como competir con empresas de gran tamaño.

Probablemente para muchos administradores y dueños de empresas el Gobierno Corporativo es un término muy lejano y ajeno a su realidad diaria, que se asocia principalmente al quehacer de las grandes empresas y que no representa beneficios concretos sino más gastos.

Sin embrago, la experiencia internacional dice lo contrario. En la actualidad, la mayoría de los emprendimientos en Estados Unidos, con prescindencia de su tamaño, se estructuran con un modelo de Gobierno Corporativo que incluye la formación de un Directorio y asesores independientes para asumir tareas concretas, como la definición de los roles y responsabilidades dentro de la organización. Ello les ha permitido proyectar responsabilidad y transparencia que los hace atractivos para los inversionistas, facilita el acceso a financiamiento externo y también les permite contar con asesoramiento experto e independiente desde el primer minuto, reduciendo los riesgos de su administración.

Se ha comprobado que contar con un modelo de Gobierno Corporativo en una empresa, independiente de su tamaño, impulsa la transparencia y ayuda a tomar decisiones estructuradas y sólidas, lo que permite reducir los riesgos del negocio, logrando con ello vender más y mejor.

Por lo tanto, el desafío inmediato no es sólo la difusión de las bondades de la implementación de un Gobierno Corporativo en las Pymes, sino también la necesidad de acompañar a sus administradores o dueños en el proceso de entendimiento de sus beneficios antes de cualquier intento de intervenir en sus empresas.